El inglés acordó esta semana su visita: estará en la tercera noche y pactó 15 temas.
por Claudio Vergara
por Claudio Vergara
No estaba en los planes de nadie y la mera especulación con su llegada al cartel final de artistas rozaba el delirio. Pero esta semana, el Festival de Viña del Mar -que hasta hace algunos días enfrentaba la ausencia de un crédito anglo en su cartel- cerró con uno de los nombres más trascendentes y particulares que haya pasado por el certamen: el cantante Morrissey (52), ex líder de The Smiths y una de las voces más reconocibles del pop británico en las últimas tres décadas.
El arribo del artista se cerró a fines de este semana, pero se gestó en la primera parte de enero, luego de que los organizadores de la cita no llegaran a acuerdo con nombres como Elton John, Lenny Kravitz, Peter Gabriel y Jamiroquai. En ese trance, una productora local que gestionaba el retorno de "Mozz" a Santiago sugirió la posibilidad de sumar su debut en la Quinta Vergara, ya que su agenda lucía plena disponibilidad en el último tramo de febrero. Ahí se activaron las negociaciones, se comunicaron las condiciones del certamen a los representantes del británico y se llegó a un acuerdo que permitirá su anuncio durante la próxima semana. Por estos días sólo se afinan detalles finales de su contrato.
Como tal, el hombre de Everyday is like sunday cerrará la jornada del viernes 24, antecedido por Salvatore Adamo y 3x7 Veintiuna, el grupo cuequero del actor Daniel Muñoz. Además, pactó aparecer cerca de la medianoche y tocar 15 canciones, en un set que de seguro se centrará en el amplio material de su vida solista y en algunos himnos de su banda madre, tal como lo mostró en la gira que en 2011 lo llevó a recorrer Europa, EE.UU. y México. Hoy también se analiza el tema de la televisación, en el que tampoco han existido mayores obstáculos.
Golpe a la tradición
Por otro lado, y como suele suceder con las estrellas anglo que aterrizan en Viña, los gestores de su visita tantean una segunda presentación en Santiago por esos mismos días. Aunque aún no hay fechas definidas, se espera que sea dos o tres jornadas luego de su primera vez en la Ciudad Jardín y en un recinto de convocatoria media.
Su venida materializa su tercer encuentro con escenarios locales, luego de los recordados recitales de 2000, en el estadio Víctor Jara, y de 2004, como parte del festival SUE que se hizo en San Carlos de Apoquindo. Además, su presencia reporta un triunfo absoluto para Viña 2012: tal como alguna vez sucedió con The Police o Franz Ferdinand, la cita quiebra su tradicionalismo, su inclinación por la balada romántica y el ídolo latino, y se abre a nombres no habituados a su libreto. Aún más: Morrissey era una de las cartas principales de la próxima edición del festival Lollapalooza, que se hará en el Parque O'Higgins. Aunque la negociación estaba avanzada, las variadas condiciones impuestas por el evento importado desde Chicago -como los horarios y el lugar final que ocupará en la distribución de presentaciones- no lo acomodaron y terminó por rechazar la invitación. Eso sí, dejó abierta la posibilidad de retomar la negociación para pasar por Sudamérica, opción que finalmente tomó el festival veraniego.
Una forma de extender un presente que, al menos desde hace dos años, se ha sustentado en los álbumes de grandes éxitos, los títulos en vivo y el rescate discográfico, pese a que sus últimas aventuras -sobre todo You are the quarry (2004) y Years of refusal (2009)- figuran entre lo mejor de su carrera. Un período en el que ha recorrido festivales de espíritu muy distinto a Viña, en recintos abiertos, con varios escenarios y de etiqueta más rockera, como el californiano Coachella, en 2009, o el inglés Glastonbury, en 2011
Por su parte, Viña del Mar, hasta ahora, había basado su actual potencial sólo en estrellas latinas, como Luis Miguel, que agotó la primera noche, o Marc Anthony, que ya despachó un importante porcentaje de tickets para la segunda jornada. Los boletos ya se pusieron a la venta en diciembre a través del sistema Puntoticket.
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